China implementa tecnología de reconocimiento facial para evaluar la eficiencia de los empleados, registrando cualquier desplazamiento fuera de sus puestos de trabajo y descontando el tiempo correspondiente de sus salarios.
Una cámara de seguridad monitorea los movimientos de una trabajadora, iniciando un contador cuando se levanta de su asiento y deteniéndolo al regresar a su escritorio.
El sistema de reconocimiento facial registra cada vez que un empleado abandona su puesto, reduciendo su salario por el tiempo fuera de su área de trabajo.
China cuenta con más de 700 millones de cámaras de vigilancia, aproximadamente una por cada dos habitantes, según datos de Tech Wire Asia.
Este enfoque de control se extiende a infractores de tránsito y peatones que violan normas, quienes quedan expuestos a través de la tecnología. Martin Chorzempa, del Instituto Peterson de Economía Internacional, lo describe como «gobernanza algorítmica».