Más de 150 ballenas piloto de aleta fina que encallaron en la costa oeste de Australia el jueves volvieron al océano, mientras que 31 perdieron la vida en la orilla.
El investigador Ian Wiese, uno de los muchos voluntarios, participó en el rescate en Toby’s Inlet, cerca de Dunsborough, en Australia Occidental.
“Había más de 200 ballenas en la playa y sus alrededores, y aproximadamente 31 murieron, pero el resto se alejó, lo cual es sorprendente”, comentó Wiese a la Australian Broadcasting Corp.
“Cuando llegué, unas 160 ballenas estaban casi fuera del agua, y cientos de personas las rodeaban, intentando calmarlas y asegurando que pudieran respirar. Después de aproximadamente una hora, las ballenas vivas en el agua se marcharon al mar de repente”, añadió.
El Departamento de Biodiversidad, Conservación y Lugares de Interés (DBCA) aún no ha confirmado los rescates.
Operarios, científicos marinos y veterinarios informaron que encontraron 26 ballenas muertas entre las más de 160 varadas. En ese momento, unas 20 ballenas estaban a 1.5 kilómetros de la costa y otras 110 más cerca de la playa, según el departamento.
Pia Courtis, responsable regional de fauna salvaje, indicó que el grupo de 110 ballenas estaba cerca de la costa y probablemente se acercaría a la orilla.
“Desafortunadamente, cuando las ballenas quedan varadas en la playa, el resultado no suele ser positivo. Muchos animales mueren”, afirmó Courtis.
Los científicos no conocen las razones precisas de este comportamiento, pero sugieren que las playas con pendientes suaves pueden confundir su sistema de orientación. Algunas teorías incluyen la evasión de depredadores como las orcas o el seguimiento de un líder enfermo hacia la costa. También se ha considerado que los ruidos submarinos de origen humano pueden interferir con su navegación.