En su primera conferencia como presidenta de México, Claudia Sheinbaum destacó el 2 de octubre como una fecha de gran relevancia en la historia del país. La mandataria hizo una remembranza del trágico episodio de 1968 conocido como la matanza de Tlatelolco, donde cientos de estudiantes, maestros y civiles fueron brutalmente reprimidos y asesinados en la Plaza de las Tres Culturas. Este evento, ordenado por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, ha marcado un doloroso capítulo en la memoria colectiva de la nación.
Sheinbaum expresó su compromiso con la justicia histórica al dedicar su discurso a las víctimas de aquel fatídico día, recordando la lucha de quienes buscaban un México más libre y democrático. Subrayó que el 2 de octubre no solo es una fecha para recordar, sino para reflexionar sobre los derechos humanos, la libertad de expresión y la importancia de nunca volver a permitir que el Estado reprima violentamente a su propio pueblo.
En un gesto simbólico y significativo, la presidenta ofreció una disculpa pública a los familiares de las víctimas, reconociendo el dolor que han cargado durante más de cinco décadas. Su disculpa busca cerrar una herida abierta en la historia nacional y enviar un mensaje claro sobre el compromiso de su administración con la verdad y la reparación del daño.
Este acto inaugural de Sheinbaum como presidenta marca un enfoque claro hacia la memoria y justicia histórica, una señal de que su gobierno estará comprometido con enfrentar los pasajes oscuros del pasado para construir un futuro más justo. «No se olvida», dijo, reafirmando que los ideales de aquellos jóvenes aún resuenan en la lucha por un país más equitativo.