Si de algo no queda duda este año en materia económica es que la inflación se reducirá; pero el último dato de enero abre la posibilidad de que prevenga un ritmo menor al esperado por el mercado y el mismo gobierno: el encarecimiento en alimentos parece ser una preocupación que prevalecerá algunos meses más.
En su conferencia de este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuestionado sobre este tema tras el repunte de enero, aseguró que la inflación bajará este año. No dio un pronóstico conciso de cuándo ni cuánto, pero aseveró que sería “pronto”. Además, descartó que fuera a tomar acciones adicionales para hacer frente a las presiones: “Con lo que tenemos es suficiente”, dijo.
El presidente se refirió a las medidas que han tomado en materia de combustibles, a través del tope de precios al gas LP y los subsidios a las gasolinas; y en materia alimentaria, el acuerdo con productores y empresarios para mantener el precio de la canasta básica. La estrategia ha tenido un efecto visible por la parte del componente energético; no así por la parte de alimentos, que ha escalado tanto que ya se vuelve el componente que explica el 50% de la inflación y no da señales de empezar a bajar.
Cuesta de enero: la inflación repuntó un 7.94% en la primera quincena de 2023
“La inflación subyacente todavía no está bajando: eso es lo que presiona a todos los mexicanos porque es una inflación que proviene de más del 50% de alimentos y bebidas; entonces, la incidencia que está teniendo este factor es bastante sensible para la sociedad”, dijo Ramsé Gutiérrez, VP y Co director de Franklin Templeton.
Hay que considerar que este rubro forma parte de la inflación subyacente, el componente que guía la dinámica de la inflación general en el mediano y largo plazo, por lo que la presión de alimentos, entre otros, explica que la tasa infacionaria anual seguirá elevada: “La inflamación subyacente ha sido persistente y eso te pone un techo más rígido y elevado para los siguientes meses”, explicó a LPO Marcos Arias, analista de Monex.
Las alertas se prendieron tras el dato de la primera quincena de enero, luego de que INEGI reportara una “pausa” en la desaceleración de la inflación: tuvo un registro por arriba de lo esperado en 7.94%, y la subyacente creció quincenalmente en 0.44% y anualmente en 8.45%, reanudando su tendencia al alza tras tres quincenas consecutivas a la baja.
Ajustes en tarifas y salarios también presionan
¿Pero qué tanto puede durar esa pausa? A pesar de las alertas, el mercado sigue coincidiendo en que la inflación general bajará al rededor del 5% al cierre de 2023, desde el 7.82% de 2022; pero esperan que el ritmo de desaceleración sea más lento en contraste con lo que preveían a finales del año pasado, cuando la explosión cedía debilmente y las señales en Estados Unidos eran más alentadoras.
Ramsé Gutiérrez explicó que ese diferencial entre países se explica por dos razones: que la baja en los energéticos se reciente menos en México debido a los apoyos que dio el gobierno y que la canasta básica de consumo entre ambos países es distinta, pues para los estadounidenses no tiene el mismo peso la canasta de alimentos.
Por otro lado, se debe considerar que si bien el componente de alimentos es el que mayores presiones genera, no es el único: el componente de servicios fue uno de los más relevantes al inicio del año por definiciones en materia educativa y de vivienda, en donde se adelantaron las revisiones que suelen hacerse hacia la segunda semana de enero.
“Parece que este año se adelantaron las revisiones de colegiaturas, lo que puede reflejar que están enfrentando mayores presiones de costos. Algo similar se demostró en la vivienda”, dijo al respecto Iván Arias, analista de Citibanamex.
El otro factor que empujó la alza sorpresiva en el componente de servicios es el elemento salarial: “No solo el salario mínimo, sino el resto de los salarios que ya venían presionándose desde el año pasado con cifras de doble digito, hasta el 16%, de acuerdo con el sueldo base de cotización promedio que publica el IMSS”, dijo por su parte Saldaña.
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Ambos conceptos serán monitoreados muy de cerca por el mercado para la segunda mitad de enero, sin embargo, la lectura es que la exposición subyacente se mantendrá todavía por arriba del 8% al menos hasta mediados del año, en espera de que el rubro de servicios comenzar a ceder hacia mayo, con lo que el dato general tendrá un recorrido lento para bajar hacia el 5%, estimado por el conceso.
Y favor de que la inflacion pueda bajar se ven factores como que es la mejora en las cadenas de suministro y una baja en el precio de las materias primas; la base de comparación con 2022; y, no menor, que en el tipo de cambio el peso ha seguido fuerte frente al dólar y no se espera una depreciación importante en el panorama actual.
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